Dice la estadística que 1 de cada 3 mujeres sufrirá violencia física o violencia de género a lo largo de su vida, a menudo por parte de su pareja, y por eso Care Norge, una entidad humanitaria de Noruega, ha querido dar un golpe en la mesa con un corto que dé que hablar y no deje indiferente a nadie. Bajo el título"Querido papá, me van a llamar puta", este vídeo está haciéndose viral y conmocionando a todo el mundo.
Querido papá, querida mamá, queridos todos
El corto se dirige a nosotros, los padres, porque somos hombres y porque toda niña y toda mujer tiene un padre que nunca desearía ningún mal a su hija, pero en realidad no es más que una excusa para llegar a todos.
La violencia de género, el machismo, está implícito en la sociedad desde hace demasiado tiempo y es en realidad culpa de todos, y de nadie en concreto. De los padres porque fueron niños que quizás insultaron a las chicas (yo nunca le he dicho puta a una niña, pero sí he oído a otros niños insultar a las niñas) o a los chicos, de las madres porque fueron niñas que quizás insultaron también a las chicas, o a los chicos, de padres y madres porque sin querer siguen transmitiendo el machismo al esperar comportamientos y colaboraciones diferentes en casa con sus hijos, según sean niños o niñas, y de todos en general, porque hay que seguir luchando para que, como dice el final del vídeo, nacer mujer no sea ya de por sí un problema.
Una generalización un poco irreal, si lo fuera
He estado leyendo los comentarios a los vídeos en la versión original y subtitulada y hay mucho debate, lo cual es positivo. Algunos hombres se han sentido dolidos porque sienten que se les acusa de abusadores solo por el hecho de ser hombres, y hasta han salido los típicos que han dicho aquello de "pues no lleves la falda tan corta", "pues no bebas alcohol", "pues no...".
El vídeo se muestra como una generalización, pero en realidad no lo es. No es cierto que todas las mujeres vayan a pasar por todo lo que se cuenta en el vídeo, ni los hombres nos podemos dar todos por aludidos. Sin embargo, sí representa lo que muchas mujeres viven y van a vivir y eso no hay que obviarlo. Sucede y sucederá, y debemos reflexionar porque la violencia no es solo lo que se ve, no es solo el moretón, la paliza, los insultos o los asesinatos. La violencia está en el día a día, en pequeños gestos, palabras, bromas y actitudes que hacen creer a algunos hombres que tienen la potestad, el poder o el permiso para hacer con las mujeres lo que quieran.
Es un ejercicio para empatizar, para tratar de entender qué sienten esas niñas, chicas y mujeres que sufren ese tipo de violencia que, no nos engañemos, está en las calles, en el ambiente, latente, dando latigazos de vez en cuando, y sobre la que tenemos que trabajar todos, empezando por los pequeños detalles.